EL PUERCO ESPÍN QUE ESTABA UN POCO TRISTE
De Oscar K.
Erase una vez un puerco espín
que estaba un poco triste.
No digamos tan triste,
pero que andaba un poco triste, eso si.
Y se llamaba Humphrey,
porque algo raro le pasaba a su nariz. Hnmf ...
Si en algún momento Humpfrey estaba de buen humor,
en seguida se ponía a pensar en algo triste.
Por ejemplo, en que su padre se fue cuando él era pequeño,
o que su madre fue atropellada por un camión,
y que por eso él tuvo que ir a vivir
a un Internado para puerco espines sin mamá,
a puro pan y gusanos! Hnmf ...
y donde estaba absolutamente prohibido cruzar al otro lado de la autopista
sino recordaba que cuando alguien venia
para llevarse un pequeño puerco espín, siempre era otro el elegido,
a pesar de que él había preparado su maleta
y se había lavado bien las orejas.
A Humphrey le gustaba sentarse a mirar las estrellas en la noche,
y murmurar una melodía olvidada: “ hnmf-hnmf, hnmf-hnmf ...”
Pero entonces se acordaba de que todos los demás estaban durmiendo
y no había nadie mas que él mirando las estrellas,
y de golpe se sentía conmovido hasta las lágrimas ...
Humphrey se sentía muy desgraciado
cuando pensaba en todos los que tienen hambre,
o en los que no tienen un lugar donde vivir.
O en aquellos que no tienen ni papá ni mamá,
ni a ningún amigo en esta tierra.
El tampoco los tenia.
Una vez tuvo un amigo.
Knud.
Charlaban muy bien cuando andaban juntos.
Hablaban de novias y esas cosas. De flores y abejas.
Pero Knud sufría de ceguera nocturna
y cayó a un hueco.
Así acabo la amistad.
Hay que mencionar también a Vera,
la prima de Knud, que olia a tomillo y yerba buena
y llevaba brackets en los dientes.
Humphrey hubiera querido consolarla
por la muerte de Knud,
pero no hacia falta.
”Pues tarde o temprano, las cosas iban a marchar mal para Knud,” dijo Vera,
a quien le gustaban los ojitos negros de Humphrey,
que la miraban - secretamente - enamorados.
Luego ella se mudó al otro lado de la autopista.
Humphrey disfrutaba de vueltear por ahí,
sintiendose medio tristón sin motivo alguno.
Al ratito ya encontraba motivos,
como por ejemplo, que el clima estaba cambiando,
y que dentro de cien años ya no haría suficiente frío
como para que los puerco espines puedan invernar.
Nunca mas podrían los puerco espines dormir su sueño de invierno.
Y a Humphrey le entraba una desesperación salvaje!
Knud había propuesto a Humphrey que buscara ayuda.
Es verdad que de vez en cuando le daban ganas de gritar muy fuerte: socorro
Pero no lo hacía.
Ni hablar de ir al psicólogo!
Eso ya lo había intentado aquella vez, cuando lo de su mamá.
Åh, por dios, cómo puede ser todo tan triste,
pensaba Humphrey un día de esos,
creo que me daré una vueltita por el cementerio.
Pero en cuanto se puso en camino,
le empezó a escocer la nariz – hnmf
olor a tomillo y yerba buena,
y una agradable voz que le llamaba:
”Humphrey! Humphrey!
no vendrías a visitarme?”
Era Vera.
Humphrey se emocionó locamente y gritó ”Sip!”
no es que de veras lo quisiera
pero ...
Vera vivía del otro lado de la autopista.
Allí estaba ella allí saludando. Lo estaba esperando.
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